Iniciar una colección de meteoritos, como hemos visto en números anteriores, no es difícil. Quizás sí requiera de una inversión superior a si coleccionamos otras cosas. En el mundo del coleccionismo la calidad de una colección dependerá de varios factores; la inversión inicial, el número y calidad de las piezas, el interés mediático o científico que despierten, el estado de conservación, etc.
Son muchos los factores que influyen en el valor de una colección, y lo más importante, todos esos factores pueden tener interrelaciones muy estrechas, de manera que si uno falla, todos fallan.
Quizás uno de los principales factores que más peso tiene en influir en los demás, es el estado de conservación. Los ejemplares bien conservados sin duda incrementan su valor. Puede parecer trivial, pero es un factor de muy alto peso específico en las colecciones, tanto que en los museos existe una figura encargada exclusivamente de este factor; el conservador.
Los materiales, con el paso del tiempo, van interactuando con los agentes y estímulos que reciben del medio, como pueden ser el oxígeno, la luz, la temperatura, los componentes químicos y/u orgánicos, plagas, humedad, vibraciones…
Tanto es así, que estudiar los materiales y sus reacciones ante estos factores es crucial para evitar que se deterioren o se pierdan sus cualidades, hasta dañar irreversiblemente las piezas.
En museística, un conservador es una persona muy importante, tanto como que es quien toma las últimas decisiones sobre las actuaciones que se hagan sobre las piezas. Si un cuadro puede verse afectado por unas condiciones particulares, y el conservador las conoce, las prevé y las puede evitar, aunque no entendamos en ocasiones la actuación del conservador, no puede cabernos la menor duda de que ha sido por interés único y exclusivo de preservar dicha obra de arte.
El conservador se forma no solo con el estudio, sino con la investigación y la experiencia. De esa forma, los conservadores son personas muy capacitadas en un tipo concreto de obras o materiales. Conocerán en profundidad aquellos objetos sobre los que actúan para garantizar sus perfectas condiciones en todo momento.
Sin embargo es posible que el conservador, con todos sus conocimientos y experiencia, no pueda ser capaz de frenar el envejecimiento o deterioro de un material en un momento determinado, o incluso sea capaz de detectar un daño en fases tempranas o muy tempranas. En esos casos, actuará, sin lugar a dudas, de la forma más eficaz posible.
Hace más de siglo y medio, los conservadores eran llamados anticuarios. Personas que conocían los secretos de las antigüedades. Pero por extensión, un conservador no solo conservaba antigüedades, sino en ocasiones colecciones vivas, criogénicas o biológicas actuales, y deben actuar con la misma diligencia que aquellos.
De esta manera un conservador oficial se forma en las aulas. Pero lejos de esta faceta oficial que no por menos importante, no es la que nos interesa en este artículo, conservador es cualquier coleccionista que con unos sólidos conocimientos de su colección, vela por su cuidado y protección.
En el mundo de los meteoritos, cada vez más personas se inicial en esta práctica, unos llamados por el interés de una colección inusual, otros por el interés económico que se acumula en ellos, y otros, en fin, por los motivos que más oportunos consideren. Sin embargo en todos ellos hay un nexo común; son conservadores de sus ejemplares.
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